La transmisión del Mycobacterium tuberculosis ocurre más frecuentemente por vía aerógena, a través de microgotas que se producen y expelen al toser, estornudar o aún al hablar. Partículas con un diámetro de 1 a 5 μm pueden atravesar el tracto respiratorio superior, depositarse en el pulmón, e iniciar la infección. Una expectoración de un paciente con tuberculosis pulmonar activa puede generar hasta 3.000 microgotas infectantes y apenas 10 bacilos son capaces de iniciar la infección en un individuo susceptible. Las micobacterias pueden también causar infección al ingresar al huésped a través de microlesiones cutáneas. Esta puerta de entrada reviste importancia en la contaminación accidental con Mycobacterium tuberculosis del personal médico, paramédico y de laboratorio, aunque la mayor parte de los casos de tuberculosis en los equipos de salud se da por transmisión aerógena.